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miércoles, 16 de noviembre de 2016

La virtud y la felicidad
A veces, se ha exagerado el intelectualismo moral de Sócrates pretendiendo que éste desprecia o ignora la natural inclinación del hombre hacia el placer y la felicidad. Pero se ha hecho injustamente. Para Sócrates, como para la mayoría de los filósofos griegos, la felicidad es el objetivo principal de la existencia. Lo que ocurre es que Sócrates no considera legítimo llegar a ella por cualquier camino. Hacemos bien en tratar de ser felices, pero no si tratamos de serlo a cualquier precio o a costa de lo que sea. La felicidad que se alcanza mediante el engaño o la producción de sufrimiento ajeno es indigna. Sólo la felicidad que se alcanza por el camino recto o por la vía de la virtud es digna de ser disfrutada. Y sólo la sabiduría y el conocimiento nos permiten descubrir cuáles son las vías legítimas a la felicidad y cuáles no.

     Lo que Sócrates se esfuerza en mostrar es que existe una estrecha relación entre el saber, la virtud y la felicidad. El conocimiento del bien conduce a la práctica de la virtud, y el ejercicio de ésta nos hace felices. Pero, de estas tres realidades, la sabiduría constituye la más valiosa, ya que propicia la adquisición de las otras dos. Y esta última consideración es la que justifica que se denomine "intelectualismo" a la concepción socrática de la moral.

      

 ¿Puede ser enseñada la virtud?
     El intelectualismo socrático tiene una importante consecuencia lógica oportunamente destacada por Platón (427-347 a.C.), el principal discípulo de Sócrates y, quizá, el filósofo más importante de la historia. La consecuencia en cuestión es que la virtud puede ser enseñada. No es algo que se herede, ni que corresponda por derecho a una casta o a una clase social. Tampoco es algo que se tenga por naturaleza o nos venga dado de nacimiento. Y tampoco es un don divino o un regalo de la fortuna. Para Sócrates, la virtud es algo adquirido. En esto, Sócrates estará de acuerdo con Aristóteles e incluso con los sofistas (de los que nos ocuparemos a continuación). Lo singular del planteamiento socrático es que, para Sócrates, el camino real y, por añadidura, el único camino seguro para la adquisición de la virtud es el conocimiento. Según Sócrates, la virtud puede ser conocida y el que la conoce, actúa de acuerdo con ella misma; actúa rectamente (ya lo hemos visto).


      Ahora bien, por lo mismo que puede ser conocida, la virtud puede ser enseñada; enseñada como se enseña matemáticas, física o biología. Y se puede, por tanto, aprender a ser bueno. Aunque para ello es preciso estar dispuesto a realizar el esfuerzo de conocer lo que es el bien.

     Si recordamos, ahora, la convicción socrática de que la maldad tiene su origen en la ignorancia, tenemos entonces que los malvados pueden ser conducidos a la bondad en la medida exacta en que puedan ser rescatados de su ignorancia de la virtud; esto es, en la medida en que puedan ser debidamente instruidos o formados. Por eso, tanto Sócrates como Platón considerarán tan importante la formación (paideia) en la vida de la pólis. La formación no sólo hace a los hombres más sabios: los hace mejores; mejores ciudadanos.
Aristoteles

 La cuestión moral: virtud y felicidad.
Aristóteles basa su ética en que el fin de todos los seres humanos es la felicidad. Pero siempre en base a una concepción teleológica., analizando la especie humana mediante una visión analítica, y desde una postura mecanicista.
Para concretar en que consiste la felicidad distinguió dos actitudes:
  • Dejar que cada uno determine por sí y a su arbitrario que puede hacerle feliz, dicha actitud renunciaría a la teoría moral (al desentenderse de la cuestión).
  • Se adopta una actitud teórica, y la pregunta solo puede ser respondida analizando la naturaleza humana. Así pues la felicidad consiste en el ejercicio de la actividad propia de cada ser, en esta teoría vemos una clara continuación de la concepción teleológica de la naturaleza.
  • Dicho esto destacamos que para el hombre la actividad más propia y natural es la actividad racional y por tanto, la forma más perfecta de felicidad para el hombre ha de ser la actividad contemplativa, fácticamente irrealizable para la inmensa mayoría de los hombres, así pues el ser humano ha de contentarse con una felicidad limitada (felicidad absoluta solo propia de Dios). Pero para alcanzar esta forma humana de felicidad se exige la posesión de ciertos bienes corporales (salud, etc.) y (medios económicos); y además muy especialmente la posesión de las virtudes morales.
  • Las virtudes.
  • Las virtudes intelectuales (dianoética). Son excelencias, hacen que nuestro conocimiento sea excelente. Entre este tipo de virtudes Aristóteles una de enorme importancia para la vida práctica: la prudencia (platón como la virtud propia de la razón, la parte superior del alma) la cual determina atinadamente qué es lo correcto y adecuado en el ámbito práctico de la conducta, para acostumbrarnos a razonar se procede a un estudio matemático.
  • Las virtudes morales. Perfeccionan el carácter, el modo de ser y de comportarse. Hacen que nuestro carácter sea excelente. Estas virtudes o excelencias morales son disposiciones estables (hábito de elegir), que nos facilitan en cada caso lo más correcto y conveniente ( vemos aquí una clara postura en la que Aristóteles se acerca al relativismo), y esto consiste siempre en un término medio entre acciones o actitudes extremas, que debe ser racionalmente establecido (cabe resaltar la conexión con la virtud dianoética, al no aceptarse la imposición universal de contextos morales). La prudencia, la sabiduría práctica son las que determinan donde se halla el término medio.
  • Las distintas virtudes constituyen un término medio razonable entre dos posiciones extremas, así pues la moderación constituye el término medio entre el desenfreno y un rigor excesivamente represivo o insensible al placer.
    Aristóteles se desmarca de Platón y Sócrates

    Eticas autonomas y heteronomas

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    Las éticas heterónomas son aquellas en las que la obigación moral es algo impuesto al hombre y externo a su voluntad. Por ejemplo, la obligación moral viene impuesta por la naturaleza, por nuestra esencia o por dios. La accón moralmente buena será la adecuación a esos fines prefijados de antemano y de los que no somos responsables (en el pleno sentido de la palabra).
    La ética eudemonista aristótélica y la ética de Tomás de Aquino son heterónomas, porque el fin último del hombre, el bien que éste puede alcanzar (la felicidad, Dios) nos viene impuesto por nuestra propia naturaleza. Ser feliz, comportarse éticamente implica conocer esa finalidad impuesta y llevarla a cabo.

    En las éticas autónomas, la obligación (ley) moral ha de provenir del mismo hombre, y no de algo exterior a él. Es el propio hombre (mediante su razón) el que se determina a sí mismo para obrar moralmente. 
    MINORIA Y MAYORIA DE EDAD 

    Immanuel Kant sostiene que la razón  es propia del hombre, pero lamentablemente el hombre no siempre recurre a ella para tomar una decisión. Ya que más de una vez esquivamos  usarla, y caemos en el facilismo de pensar como otros nos dicen que tenemos que hacerlo. Kant cierra su concepto al definir que estas personas se hallan en un estado de minoría de edad.
    Estas  palabras no tienen fecha de vencimiento, porque ya han pasado varios siglos y el concepto kantiano de minoría de edad tiene vigencia para definir a una gran parte de la sociedad, que prefiere adquirir pensamientos enlatados. Estas palabras no nacen del Olimpo, pero sería necio negar lo común que es escuchar voces que hablan sin entender. Y esto no es monopolio de una clase. No se trata de ser más culto o no. Cuantos leen para solo luego repetir. Asesinando el alma de la lectura, que es entender e interpretar. Es vital para crecer como sociedad, que de forma individual tratemos de salir de la monotonía, y nos tomemos un tiempo para pensar. Y de esa manera fundamentar lo que pensamos. Sino seguiremos siendo parte de un mundo efímero, donde solo importa lo que uno aparenta, donde nos dedicamos a consumir lo que nos venden y terminamos limitándonos a seguir la zanahoria que nos ofrecen, pero a diferencia del burro nosotros no sabemos porque lo hacemos.
    ETICA MUNDIAL
    Desde que empezaron a existir comunidades humanas se han venido elaborando concepciones de una sana convivencia y de una buena vida para el ser humano individual. En todas las culturas se han elaborado modelos éticos para el comportamiento, una ética elemental. Las religiones y las filosofías, sobre todo, han concretado y sistematizado estas normas. Pero en el mundo pluralista de hoy, ninguna religión, filosofía o ideología particular puede imponer por sí misma una ética semejante a toda la sociedad. Y, sin embargo, es posible e importante redescubrir y recordar los elementos comunes existentes en la ética de las diferentes religiones y filosofías:
    • al individuo, para su orientación personal,
    • a la sociedad, como presupuesto para su cohesión,
    • a las naciones y a las comunidades religiosas, como base para el entendimiento mutuo, la colaboración y la paz.
    Sobre la base de este modelo ético o de estas normas, llamadas sintéticamente «ética universal», pueden convivir y colaborar en busca de un mundo más pacífico y más justo hombres de todas las culturas y naciones.

    ¿Qué es una ética universal?


    Ya en el año 1990 presenté a la opinión pública, en mi libro Proyecto de una ética mundial, mis reflexiones sobre una ética universal. Allí se desarrolla programáticamente la idea de que las religiones del mundo sólo pueden prestar una contribución a la paz de la humanidad recordando lo que ahora ya tienen en común con la ética: un consenso básico con respecto a los valores vinculantes, las normas inmutables y las actitudes personales fundamentales existentes. El paso decisivo lo dio luego el «Parlamento de las Religiones del Mundo», un congreso interreligioso celebrado en Chicago en 1993, con más de 6,000 participantes, en el que más de doscientos delegados de todas las religiones y de todos los continentes firmaron una Declaración sobre la Ética Universal elaborada por mí a lo largo de un proceso de consultas interreligiosas. Desde entonces, esa Declaración es el documento fundamental para el desarrollo de la idea de una ética mundial.
    El proyecto Ética Mundial está basado en cuatro convicciones fundamentales

    FENOMENO RELIGIOSO

    En primer lugar, debemos aclarar que el término de "filosofía de la religión" lo utilizaremos para referirnos al pensamiento filosófico sobre la religión, diferente a la filosofía religiosa inspirada  y guiada por una religión en particular.

    El objeto y la finalidad de la filosofía de la religión es la comprensión del fenómeno religioso como una de las manifestaciones universales  y esenciales de la cultura humana. Actualmente, se discuten diferentes enfoques, y por lo tanto, es necesario escudriñar a través de un examen crítico, cuáles son los elementos comunes a cualquier religión, y establecer así los principios fundamentales de lo que se denomina filosofía de la religión.

    Lo primero que se debe dilucidar es la esencia del fenómeno religioso.  Max Schelerafirma que la religión es algo que está arraigado profundamente en el hombre. Apunta como características de la religión:

    1. Es propio de la conciencia humana.

    2. Corresponde al hombre, consciente de su finitud.

    3. Los objetos son distintos a los que podemos conocer a través de la experiencia.

    4. El acto religioso es espontáneo, brota naturalmente del hombre, lo cual lo convierte en un ser esencialmente religioso. Todo hombre cree en un bien que es el objeto de su fe, se identifica con él, vive con él y se valora a sí mismo en tanto que es y vale el objeto de su fe.

    5. La intención del fenómeno religioso es transcendente al mundo material; por lo tanto, sólo se realiza con lo divino.

    6. Tiene su propia y  exclusiva especificidad.; obedece a leyes autónomas no inteligibles ni psíquica ni empíricamente.

    viernes, 9 de septiembre de 2016

    EL HOMBRE MEDIOCRE






    El mediocre es dócil, maleable, ignorante, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social, vive según las conveniencias y no logra aprender a amar en su vida acomodaticia se vuelve vil y cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos. 


    El mediocre aspira a confundirse en los que le rodean mientras que una persona original tiende a diferenciarse de ellos, mientras el primero se centra a pensar con la cabeza de la sociedad, el segundo aspira a pensar con la propia. Una persona mediocre carece de personalidad y la incapacidad de concebir una perfección de formarse un ideal, ellos no viven su propia vida, sino para el fantasma que proyectan en la opinión de sus similares. 

    Una persona mediocre no toma su vida en serio, sino toda a un facilismo es así convirtiendo a la ciencia en un comercio, de la filosofía un instrumento, de la virtud una empresa, entre otras. Los mediocres no hacen nada por dignificar su yo verdadero afanándose por inflar su fantasma social, son modestos por principio su mediocridad intelectual los convierte en solemnes, modestos e indecisos y no pueden razonar por sí mismos como si carecieran de seso, terminan envenenados por la vanidad y la envidia, es decir el hombre mediocre envidia las fortunas y las posiciones burocráticas. Detestan a los que no pueden igualar y, sin alas para poder elevarse hasta ellos deciden rebajarlos, calumniarlos. 



    El dinero permite al mediocre satisfacer sus vanidades más inmediatas pero éste es benéfico sólo si es merecido, cuando exalta la personalidad y la estimula. Tiene otra virtud destierra la envidia, ponzoña incurable en los espíritus mediocres que son además hipócritas, lo que va apareado a la mentira. 
    El hipócrita transforma su vida entera en una mentira hace todo lo contrario de lo que dice toda vez que ello le reporte un beneficio inmediato vive traicionando con sus palabras, mientras que las personas honestas se someten a las conversaciones corrientes, ser virtuosos significa a menudo ir contra ellas, exponiéndose a pasar como enemigo de toda moral.
     Los caracteres excelentes han creado su vida y servido un ideal, perseverando en la ruta sintiéndose dueños de sus acciones, templándose por grandes esfuerzos, seguros de sus creencias, leales a sus afectos, fieles a su palabra, los hombres evolucionan según varían sus creencias y pueden cambiarlas mientras siguen aprendiendo estas son el soporte del carácter y el hombre que las posee firmes y elevadas, lo tiene excelente. la mediocridad no sólo se da en las personas jóvenes, sino también que la vejez mediocriza a todo hombre superior más tarde la decrepitud interioriza al viejo ya mediocre y a demás que los hombres mediocres anhelan las riquezas de los grandes gobernantes e inspiran a convertirse en funcionarios en otra palabras sin los mediocres no habría estabilidad en las sociedades; pero sin los superiores no puede concebirse el progreso pues la civilización sería inexplicable en una raza constituida por hombres sin iniciativa.
    El hombre mediocre es justo medio sin sospecharlo, lo es por naturaleza no por opinión, por carácter no por accidente, No habla nunca, repite, juzga como los oye juzgar. Carece de iniciativa, sus entusiasmos son prudentes. Carece de características personales que le permitan distinguirse de los demás.
    Jose Ingenieros
    (Buenos Aires, 1877 - 1925) Filósofo argentino. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, y fue profesor de psicología experimental en esa universidad. Está considerado como uno de los máximos representantes del positivismo en latinoamérica.
    Escribió su tesis doctoral, La simulación en la lucha por la vida (1903), en clara consonancia con la corriente darwinista que prevalecía en Argentina por aquella época. A ese respecto, y como miembro del Partido Socialista, defendió también la idea de que la lucha de clases era una de las múltiples manifestaciones de la lucha por la vida.
    Su interés por los problemas psiquiátricos, criminológicos y psicofisiológicos, unido a la influencia de positivistas europeos como Spencer o Comte, le hizo tomar como punto de partida de su labor filosófica un positivismo de corte cientificista. Sin embargo, el pensamiento filosófico de Ingenieros se desarrolló con el tiempo más allá de este punto de partida. Nunca abandonó el naturalismo, y siempre se opuso a cualquier filosofía de tipo sobrenaturalista o trascendental; sin embargo, fue capaz de hacer compatible esta posición con la necesidad y posibilidad de la metafísica.
    En sus Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía (1918), afirma la existencia de un "residuo inexperiencial fuera de la experiencia", que no es algo sobrenatural, trascendental o absoluto, aunque tampoco algo ininteligible o incognoscible. Este residuo, que no es infranqueable para el conocimiento humano, es precisamente el objeto de la metafísica, como disciplina esencialmente distinta de la metafísica tradicional; se trata de una metafísica nueva, que se ayuda de la lógica en sus razonamientos, y que se caracteriza por su universalidad, antidogmatismo y objetividad.
    Entre sus obras, de gran influencia todas ellas en el pensamiento latinoamericano, destacan además de las mencionadas las siguientes: Simulación de la locura en la lucha por la vida (1903), Sociología argentina (1908), Principios de psicología genética (1911) y El hombre mediocre (1913). Su obra La evolución de las ideas argentinas (2 vols., 1918 - 1920) marca rumbos en el entendimiento del desarrollo histórico como nación.

    jueves, 31 de marzo de 2016

    La epistemologia 
    La epistemología, como teoría del conocimiento, se ocupa de problemas tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se lo justifica o invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, tales como verdad , objetividad realidad o justificación . La epistemología encuentra ya sus primeras formas en la  Grecia antigua , inicialmente en filósofos como parmenides o platon .
    La Mayeutica:" hacer parir "
    Consistía en llegar al conocimiento a través del cuestionamiento
    Consiste esencialmente en emplear el diálogo para  llegar al conocimiento. Aunque Sócrates nunca sistematizó la mayéutica, seguramente es correcto destacar las siguientes fases en este método:
    • en un primer momento se plantea una cuestión que, en el caso del uso que  Sócrates hizo de este método, podía expresarse con preguntas del siguiente tipo ¿qué es la virtud?, ¿qué es la ciencia?, ¿en qué consiste la belleza?;
    • en un segundo momento el interlocutor da una respuesta, respuesta inmediatamente discutida o rebatida por el maestro;
    a continuación se sigue una discusión sobre el tema que sume al interlocutor en confusión; este momento de confusión e incomodidad por no ver claro algo que antes del diálogo se creía saber perfectamente es condición necesaria para el aprendizaje, y Sócrates lo identifica con los dolores que siente la parturienta antes de dar a luz;


    El conocimiento: Platon


    La epistemología de Platón ha sido calificada como "dualismo epistemológico" porque Platón aceptó de Heráclito y de Parménides que hay dos niveles de conocimiento, la opinión (dóxa) y la sabiduría o verdadero conocimiento (epistéme).
    Este dualismo epistemológico se correlaciona con el dualismo ontológico (división de la realidad en dos mundos, el visible y el inteligible). En efecto, Platón duplica el objeto del conocimiento (es decir, la realidad) al establecer el Mundo Inteligible (lo de las Ideas) fuera del Mundo Sensible (la Naturaleza). Del Mundo Sensible, el nivel más alto de conocimiento que podemos lograr es la opinión (dóxa); y del Mundo Inteligible, podremos lograr el verdadero conocimiento (epistéme). La relación de correspondencia que establece Platón entre los diferentes grados de realidad y los diferentes niveles de conocimiento, la podemos ver en la República, con la "Metáfora de la línea" (libro VI) y el "Mito de la caverna" (libro VII).
    Mito de la caverna:
    La Alegoría de la caverna  (también conocida por el nombre de Mito de la caverna , aunque en realidad solo es una alegoría de intenciones pedagógico-filosóficas, no un mito, pues no aparece reflejado como tal en los escritos de Platón ni en ninguna otra obra antigua, ni siquiera entre los mitógrafos) se considera la más célebre alegoría de la historia de la filosofía junto con la del carro alado. Su importancia se debe tanto a la utilidad de la narración para explicar los aspectos más importantes del pensamiento platónico como a la riqueza de sus sugerencias filosóficas.
    Surgimiento de la ciencia : Aristoteles
    • Recupera la idea de realidad única y concreta
    • El mundo es uno y es concreto
    • Solo conocemos la naturaleza si estamos en contacto con ella 
    • Si nos alejamos de la realidad nos alejamos de la verdad
    • El conocimiento científico de la naturaleza
    Criterio de validez :Edad media , Edad moderna , tiempo actual 
    Contexto general: La época medieval fue un período importante en la historia de la humanidad, pues en ella se generaron grandes cambios que marcaron la historia. En muchos campos se puede decir que aún hoy tiene vigencia la mayor parte de los conceptos que se desarrollaron en aquellos siglos. Desde el punto de vista histórico, se puede situar dicho momento entre los siglos V y XIV d. C .
    En relación con la epistemología, se da un rompimiento con las teorías clásicas de los grecolatinos. Si antes el conocimiento se basaba en la persona, en su capacidad de observación y en el buen uso de los sentidos y de la razón, aquí se produce un cambio radical. Ya no es el ser humano quien determina la verdad o la falsedad del conocimiento y quien selecciona los campos sobre los cuales se debe conocer, sino que es el sentido religioso quien ocupa ese lugar y Dios es el único fundamento.
    Implicaciones epistemológicas del cristianismo: ¿Cómo se da la influencia religiosa del cristianismo en el campo del conocimiento? El acontecimiento llamado Jesucristo, no sólo es un fenómeno que divide la historia en dos, sino que además tiene una serie de implicaciones muy serias. Con la conversión de Constantino al cristianismo, todo el Imperio Romano entra a vivir de esta nueva fe. Esto hace que la teología sea la que poco a poco se posesione del saber. Son los teólogos, y más propiamente los clérigos, los encargados del saber. Gracias a ellos, se adelanta una reflexión sobre los acontecimientos que suceden en esos momentos de la historia.
    Papel de los Teólogos: Las personas más inquietas intelectualmente comenzaron a interrogar a la teología sobre las diversas preguntas, desde aspectos relacionados con la cotidianidad, hasta las nociones y las explicaciones científicas. La teología se propuso entonces dar respuesta a todo desde un punto de vista religioso. Esto hizo que la Edad Media fuera muy cuestionada, pues no son las personas quienes intentan responder los interrogantes, sino que la respuesta viene dada por la vía teológica.
    Relación filosofía y teología: Otro punto importante en la época medieval era la relación que se establecía entre la filosofía y la teología. La teología intentaba responder los cuestionamientos que la realidad suscitaba, pero la mayoría de las veces no podía dar una respuesta satisfactoria. Entonces recurría al razonamiento filosófico, que daba explicaciones sesgadas, pues los pensadores de esta época, antes que filósofos eran teólogos. Esta situación llevó a que se hicieran muchos intentos por diferenciar el campo que le correspondía a cada ciencia.
    Casi siempre, la filosofía sólo fue una ciencia auxiliar de la teología, es decir, la razón estaba al servicio de la fe. En esta época se destacaron grandes pensadores como San Agustín, San Buenaventura y Santo Tomas, entre otros.
    El Cointuicionismo y el iluminismo de San Buenaventura: Para San Buenaventura (1217/ 1274), el mundo parece como un escenario repleto de signos - huella, vestigio, imagen y semejanza de Dios, o mejor aún, como un templo sagrado en el que se anuncia el misterio de Dios. Por este motivo, el criterio de validez y de verdad del conocimiento y de la ciencia estaba garantizado por la cointuición.
    Según esta tesis, el contacto con el objeto implica la percepción confusa del modelo divino. Así, la cointuición implica un contacto directo con el objeto y un contacto reflejo con el modelo. Esta tesis es reforzada por la teoría de la iluminación divina, mediante la cual San Buenaventura explica el conocimiento intelectual: El conocimiento sensible hace referencia a los objetos materiales y se lleva a cabo mediante los sentidos.
    Por su parte el conocimiento intelectual trasciende los sentidos y llega hasta lo universal. Pero el fundamento de tal universalidad no puede estar en el ser humano ni en las cosas, dado que unos y otras son singulares y contingentes.
    La iluminación divina: Por lo tanto, el fundamento es la luz divina que permite conectar lo finito con los ejemplares divinos. Así, las cosas sólo pueden generar un conocimiento inmutable, de carácter científico, en la medida que se ponen en relación con los ejemplares divinos. Con lo cual se concluye que el verdadero conocimiento implica la copresencia en nosotros de Dios y de las cosas.
    En la base del conocimiento intelectual está el concepto de ser que, para nuestro espíritu, es una irradiación del ser absoluto, en el que están las ideas eternas de todos los entes. En este sentido, sólo Dios es la base, la fuente y el criterio último de conocimiento, y el método empleado para conocer tiene en cuenta la cointuición y la iluminación divina.